La víbora hocicuda es la más abundante de las víboras de la península Ibérica, donde también están presentes la víbora áspid y la víbora de seoane. Su distribución abarca toda la península a excepción de la franja norte. Documentada también en el norte de Africa.
El tamaño medio de un ejemplar adulto oscila entre los 50-70 cm. Su tonalidad suele ser gris con una banda dorsal oscura en zigzag.
La cabeza triangular y las pupilas en forma de raya vertical son característicos a las víboras. En el caso de esta especie, el distintivo fundamental es el apéndice levantado en la punta de la nariz; éste es el que le da el nombre de hocicuda.
La podemos encontrar tanto en robledales, como encinares y bosques de coníferas, siempre y cuando haya rocas o se trate de un terreno pedregoso. Para simplificar, se podría decir que tienen predilección por las piedras y el matorral.
Se trata de animales ovovivíparos (los huevos se mantienen en el interior de la hembra hasta que eclosionan las crías ya formadas), que suelen vivir entre 11 y 14 años, dependiendo del sexo (11 años los machos).
Su alimentación se basa en roedores, reptiles y otros pequeños vertebrados. Esto le hace ser un animal con hábitos diurnos, aunque en días de mucho calor puede variar su actividad y moverse incluso de noche.
Las picaduras de víbora en España rondan las 2000 anuales, de las cuales, menos de 5 son mortales. La reacción alérgica y las circunstancias personales de salud de la persona mordida son más determinantes que la propia peligrosidad del veneno. Si sufrimos una mordedura de Vipera latastei, víbora hocicuda, o de cualquier otra víbora, no hay que hacer torniquetes fuertes, ni cortar, ni succionar, ni nada de lo que vemos en las películas. Lo mejor es inmovilizar el miembro practicando un suave torniquete –debe permitir el paso de un dedo por debajo- y trasladar a la víctima a un centro sanitario. El dolor intenso va acompañado de inflamación que alcanza su máximo a las 48 horas. Pero en cualquier caso, no se trata de un veneno fulminante, por lo que salvo complicaciones derivadas de la salud del afectado, es perfectamente factible acudir a un centro sanitario para aplicar el tratamiento adecuado.